
La identidad de género podrá buscar suplantar valores tradicionales en donde los roles de la sociedad se vean completamente invertidos en detrimento de la familia tradicional. Una familia tradicional hoy en día víctima de injuria y difamación de los medios de comunicación y de los poderes que manejan la ingeniería social.
Con la sociedad de hoy en día en donde ya se eliminó por completo el rol de la madre como principal cuidadora de la familia inmediata y sistemáticamente se eliminó el rol de la madre de proteger a sus hijos y dedicar tiempo tanto de calidad como de cantidad con sus hijos. La sociedad moderna se ha encargado de redistribuir los roles familiares, suplantando el hogar por el trabajo, la moral por el dinero, los padres por los abuelos, los hijos por los jefes y así sigue el infinito círculo vicioso.
Entonces la identidad de género viene a suplantar y llenar un vacío y a través de un conflicto deliberadamente inventado por una agenda globalista que conlleva no sólo una división pero genera un problema que anteriormente no existía. La identidad de género no es más que una agenda distractora que maximiza un conflicto inventado con el objetivo de dividir a los ciudadanos y desprestigiar los valores tradicionales.
El problema es que no es ignorancia ni locura lo que impulsa este objetivo “progresivo” de crear una sociedad sin género. Hay algo mucho más siniestro que se teje adentro de las puertas presidenciales neoliberales.
Es una agenda de izquierda con múltiples capas dentro de esta filosofía pseudo-utópica que no es más que una “filosofía” verdaderamente distópica del progresismo actual. La lujuria de la izquierda de insistir en la redistribución de los valores y de los roles sociales no es nada nuevo y siempre ha sido bien conocida.
Acá me refiero a cosas como atentar organizadamente por ejemplo el hecho de abrir baños y duchas de niñas e infantes a hombres confundidos sexualmente, en donde se ponen por delante los derechos de un adulto sobre los derechos de integridad seguridad infantil. Es una amenaza inminente, despiadada con alevosía y ensañamiento en contra de la población infantil. Obviamente que el terrorismo del marxismo cultural ha avanzado niveles sin precedentes.
Con este marxismo cultural, los partidarios y lobistas de la ideología de género venden la idea (ahora la norma) que a las persona simplemente se le asigna un sexo al nacer, su identidad de género puede o no coincidir con el sexo asignado. El objetivo es obligar a todos a aceptar que la identidad de género debe tener prioridad sobre la realidad biológica.
Lo peor es que en toda esta desquicia existe una complicidad inmediata y premeditada por parte del gobierno global. Y menciono global porque es de hecho una agenda mundialista y totalitaria la cual obliga a los ciudadanos con pensamientos críticos a aceptar algo que no solo es irracional sino bastante perverso y además divide y confunde los valores de la sociedad. Invierte el papel del bien y el mal en donde la crítica racional se demoniza como algo intolerante y la aceptación de algo tan siniestro se premia bajo una máscara de igualdad social como parte de la campaña global para crear un nuevo orden mundial y obligarnos a aceptar lo inaceptable. Y se ha vuelto oficial que la política gubernamental ha impuesto la aceptación de los valores de la identidad de género y así engañar a la nueva población para que piensen en la sexualidad como no como algo de biología innata sino como un ideal. Aceptar la realidad ideal en vez de la realidad biológica.
Sin ir más allá, en Chile el martes 4 de septiembre de 2018 el Senado aprobó el instrumento de legal de la Ley de Identidad de Género con 26 votos a favor y 14 en contra. Incorporando a la ley a personas menores de edad pero mayores de 14 años pero eso no es lo más grave. Lo más aberrante es que se proponía incorporar a esta ley a personas menores de 14 años. Una propuesta que pretendía conceder potestad a los menores y adolescentes de decidir en forma extremadamente prematura e incierta sobre sus identidades sexuales. Obviamente con esto automáticamente se arrebatan los derechos parentales y pasan a llevar los derechos de los padres de decidir el futuro de sus hijos y se otorgan responsabilidades fuera de límites a menores que no han alcanzado completo discernimiento ni madurez mental por el hecho de tener tan temprana edad.
¿Pero quienes votaron a favor? No es sorpresa que la izquierda tuvo el papel más protagónico en esta decisión. Entre los votos que se publicaron estos senadores se manifestaron a favor de que en la ley se incorporaran niños menores de 14 años: Ximena Rincón (PDC), José Miguel Insulza (PS), Juan Ignacio Latorre (RD),Guido Girardi (PPD), Quinteros Lara Rabindranath (Concertación Democrática), Adriana Muñoz (PPD), Carolina Goic (PDC), Ricardo Lagos Weber (PPD), Jaime Quintana (PPD), Juan Pablo Letelier (PS), Felipe Kast (Evolución Política), Álvaro Elizalde (PS), Ximena Órdenes (PPS) y Felipe Harboe (Centro Izquierda). Sólo el PPD se pronunció con 5 votos, pero lo más sorprendente es que Felipe Kast se prestó y votó a favor de esta atrocidad.
Obviamente el objetivo de esta agenda no es sólo quitar la potestad decisión de los padres hacia sus hijos, y arrebatar todo tipo de derecho parental pero también es un plagio y rapto del gobierno hacia los menores. Le roba el derecho preferente de los padres de formar a sus hijos en lo espiritual y moral, derecho que se encuentra consagrado en la Constitución chilena. Y la globalidad de esta agenda se demuestra en la ONU, ya se votó sobre la posibilidad de quitar la patria potestad a los padres en caso que se negaran a que a sus hijos reciban tratamientos hormonales.

Una violación total de los derechos humanos que buscan preservar y proteger a la familia cuyo objetivo principal es normalizar conductas injustificables, normalizar otras agendas sexuales como la agenda de la pedofilia.
¿Qué viene después de esto? En Francia la legislatura ya no estima una edad para el consentimiento de relaciones sexuales, lo que básicamente despenaliza la pedofilia, en Alemania buscan abiertamente que la pedofilia se vea como una enfermedad psicológica y así despenalizarla. En Canadá los gobiernos encarcelan a los padres que rehúsan el tratamiento hormonal para sus hijos.
Como chilenos dignos debemos oponernos rotundamente que estas propuestas se hagan a puerta cerradas en el Congreso. Con esto nos damos cuenta que los congresistas no son más que títeres del sistema y no buscan el bienestar ni mucho menos velan por la seguridad ni la dignidad de sus ciudadanos. No dejemos que adoctrinen a nuestros hijos, no dejemos el futuro de Chile en manos de degenerados que deciden a puertas cerradas. Preparémonos para la lucha mediante la vía de información. Estudiemos nuestras leyes y demandemos nuestros derechos. La información la tenemos, lo único que nos falta es más ímpetu de protección hacia nuestras generaciones. No seamos irresponsables, el cambio no lo harán ellos, el cambio lo haremos nosotros.
Por Larisa Adriasola
Coordinadora Territorial
Chile DIgno, Ñuñoa